Contenido acerca de la fe, recopilado de diversas fuentes.




Vuelvo a insistir sobre lo mismo, recibir la Eucaristía con el corazón, es terrible ver hoy, como muchos viven la Misa. La Virgen dice: «Si no os preparais para vivir la Misa con un corazón abierto, mejor quedaos en casa». A la Misa hay que llegar a tiempo, prepararse, disponerse a la oración 10 minutos antes, no llegar tarde, corriendo. . Aquí tienen que meditar los mensajes sobre la Eucaristía, podríamos hablar más de una hora sobre la Eucaristía siendo un tema tan extenso. A la Misa hay que llegar a tiempo, interiorizarse, prepararse a recibir a Jesús. Después de la comunión entrar en su corazón, orar y dar gracias a Dios. Esta es la verdadera espiritualidad. Entonces verán que las cosas cambiarán. Nos dice María: «Si en lugar de llegar corriendo a la Misa pudieran llegar un poco antes para prepararse., y después de haber comulgado, si se pueden quedar, tomen tiempo con Jesús para hablarle, si hacen esto hijitos, verán muchos milagros en sus vidas y menos enfermos de la mente, del corazón y del cuerpo en medio de ustedes».

Recibimos el gran Sacramento de la Salvación como un boleto de avión o del metro. La Eucaristía debe ser el centro de nuestra vida, y saben lo que dice la Virgen: «Hijos, asistid a Misa cada vez que las circunstancias lo permitan». Hoy en día el mundo vive en una situación de agonía y desesperación, necesita portadores de luz, de amor y de paz. La Eucaristía es el lugar donde Dios nos transforma. Todos los Sacramentos, toda la devoción, toda la vida espiritual me conduce a la Eucaristía, es el lugar donde mi alma encuentra substancialmente el cuerpo y la sangre de Jesús: «El que come mi cuerpo y bebe mi sangre tiene vida en Mí», y de comunión en comunión Dios va transformando mi alma, mi cuerpo, mi mente, mi afectividad. Es increíble, pero si lo recibimos, sabemos que la Eucaristía actúa en nosotros en la medida de nuestra fe y de nuestro deseo de Dios. Si lo recibo de una manera distraída, hablando con mi vecino, no se hará ningún efecto en mí, Jesús necesita mi permiso para actuar, me respeta.

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